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Este es el último post de esta cadena titulada “¿Qué relación de pareja tengo?”. En este último post hablaremos de la dominancia, la sumisión y de la dependencia.

Siguiendo la clasificación que hemos usado en los anteriores posts, en este tipo de relaciones un miembro de la pareja tiene espacio propio y el otro no. Hay una clara desigualdad entre los dos miembros de la pareja. Uno de los dos conserva sus aficiones, sus amistades, etc. mientras que el otro miembro de la pareja cede su espacio personal y se sumerge en el espacio que el otro le permite entrar. Este segundo miembro está totalmente inmerso en el mundo del primero y, en consecuencia, sometido porque siempre “juega en campo contrario”.

En este tipo de relaciones, el miembro sometido suele ser la mujer y el dominante el hombre.

Durante toda la cadena de posts he hablado en términos neutros sobre los “miembros de la pareja” sin referirme a su género (mujer u hombre). Cabe destacar que en este tipo de relaciones, la mayoría miembros que ceden su espacio y se acomodan al del otro suelen ser las mujeres, mientras que quién dispone de espacio propio único suele ser el hombre. Esto se puede dar debido a que vivimos en una sociedad patriarcal en la que el “hombre” tiene el poder y todo gira en relación a él.

El miembro sometido está inmerso en el mundo del otro y siempre juega en inferioridad de condiciones

Ventajas:

  • Para el miembro dominante la ventaja es que puede seguir disfrutando de un espacio propio. Aún así, en realidad, ambos miembros acaban siendo dependientes el uno del otro y ninguno saca aspectos positivos sobre este tipo de relación.

Inconvenientes:

  • Los miembros se pueden aportar escasas cosas nuevas.

  • Se crea una relación de dependencia mutua: no solo el sumiso depende del dominante, sino también al revés.

  • Hay una desigualdad en los miembros que no es sana.

  • Romper con este tipo de relaciones es muy complicado porque el miembro sometido tiene que (re)construir su mundo y el dominante no podrá ostentar poder.

  • Pueden darse situaciones de violencia, ya sea física, psicológica, económica, etc.

Este tema es muy controvertido y da para mucho más que un post. Es importante destacar, precisamente, que la relación de dependencia es mutua: los dos miembros dependen el uno del otro. Evidentemente el miembro sometido lo tendrá más difícil para salir adelante sin el otro, dado que ha perdido todas sus aficiones, amistades, etc. Estos aspectos formaban parte de su identidad que durante la relación de pareja se ha ido difuminando.

Se crea una relación de dependencia mutua: no solo el sumiso depende del dominante, también a la inversa

Este tipo de relación es el germen de la violencia machista que tanto nos preocupa. La educación que hemos recibido así como las experiencias vividas pueden ser ingredientes que favorezcan a que la violencia aparezca.

Este tipo de relación favorece que la violencia machista pueda aparecer en alguna de sus formas de manifestación

Es importante apuntar las relaciones humanas están vivas: no son rígidas y estáticas. Así pues, en un momento podemos tener más espacio propio, en otro más espacio compartido, etc. Todo son ciclos cambiantes que dependen de nuestro momento personal, del momento del otro y de la confluencia entre los dos ritmos. Cualquier tipo de relación tiene sus ventajas e inconvenientes pero lo más importante es poder identificar en qué tipo de relación estás ahora y si ésta te satisface.

Para iniciar una terapia de pareja puedes llamar al 644 48 48 89 o mandar un e-mail a psicologiaroca@copc.cat

¡Espero que esta cadena de posts haya sido de tu interés!

Roca Balagué

Psicólogo Colegiado 16563

Psicología Roca

Consulta de Psicología en Barcelona

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